La cerámica en el Uruguay:
(10 /11/1921 – 12/10/2002)
De las formas que he formado
Nunca sabré la verdad
Si soy yo el que las crea
O es el barro el que las da
Tomás Cacheiro
Tomás Cacheiro es uno de los grandes ceramistas del
Uruguay.
Si uno toma en sus manos una pieza de este creador la
sentirá suave, agradable al tacto, asombrosamente liviano, en contradicción con
su apariencia pétrea, sus surcos profundos. Las piezas están cubiertas con
engobes de colores suaves, desde un rosa terroso a los matices de un violáceo celeste..
La forma, la textura, el color, el peso se combinan
para sintetizar un mundo animado, humano, vegetal y mineral al mismo tiempo.
Cacheiro, antes de realizar una pieza de arcilla, la
dibujaba con mano maestra hasta sus más ínfimos detalles. Esta forma básica
podía ser un cacharro, una vasija, una luna o una piedra. En cada objeto, el
artista iba tejiendo sus relieves, añadiendo formitas, bichitos, los niditos de
chicharra. Luego coloreaba con delicados engobes sin dejar rastro
alguno de pincelada. Bruñía las superficies que lo permitían. No le interesaba
el conocimiento de los esmaltes. Al final el horno eléctrico llevado a
temperatura de media 1040º, hacía también su trabajo.
Estas son
parte de las obras que realizó.
MARCO LÓPEZ LOMBA
Pionero de la cerámica en Uruguay
Nacido en Francia en 1920,
se afincó en Uruguay, junto a su familia, con dos años de edad.
Ingresó al Círculo de Bellas
Artes en 1936, donde en particular apreció la obra de Cúneo y Laborde. En forma
paralela asistió a la Escuela de las Artes de la Construcción, en la que aprobó
los cursos de tecnología de la construcción y pintura decorativa. Viajó a
Buenos Aires, permaneció algún tiempo en el altiplano boliviano, donde fundó un
taller de pintura al fresco y realizó un mural de grandes dimensiones.
Posteriormente viajó a Perú, al Mato Grosso, Colombia, Ecuador y Europa.
Terminó su viaje en París, donde conoció a Le Corbusier.
A comienzos de 1950 se
radicó en Montevideo. Su vecino director de la fábrica de cerámicas La Paz, lo
invitó a concurrir a ella, lo cual aceptó. Marco se instalaba el día entero a
trabajar y en dos años aprendió el oficio de ceramista.
Junto a su vecino Ariel
Rodríguez, daban clases de cerámicas, a un grupo de jóvenes dentro de la
fábrica, que al ser detectado por los patrones, debió ser cerrado.
Luego se instalaron en forma
independiente, sumándose a la sociedad Carlos Páez Vilaró. En 1954 se
constituyó el recordado Taller de Artesanos. Por último, quedó solamente López
Lomba con su taller, quien nunca dejó de impartir clases y crear como experiencia
vital.
En cuanto a la manera de
crear sus piezas, trabajaba básicamente con el torno y sólo en contadas
ocasiones con moldes. Aunque él torneaba, trabajaba con un equipo de torneros,
como el italiano Constantino Montalvo y los españoles Pascual Freire y Pedro
Cean, quienes bajo su dirección se encargaban de la realización o el
“levantado” de la pieza, en tanto él se ocupaba de los diseños y las
terminaciones. “El alfarero era como un elástico que se metía dentro de la
pieza modelando y él, del lado de afuera, le iba diciendo: un poquito más a la
derecha, más arriba, más abierto, etcétera. Él diseñaba la pieza, él siempre
estaba mirando” Luis Ospitaleche.
“Nunca hago dibujos previos
[…] Por eso improviso en el torno. Al trabajar van surgiendo, por sí solos,
la forma, el dibujo, el color y la textura. De este modo, asimismo, la
composición sigue una armonía naturalmente continua” palabra de López Lomba 24
de marzo 1961 “Marcha”
Una de las
características más destacadas de López Lomba, ceramista, fue su
preocupación constante por el tratamiento
y conocimiento de material cerámico.
Creaba sus propios esmaltes
o modificaba algunos industriales, cubría la pieza con sucesivas capas, para lo
cual utilizaba una aspiradora invertida a modo de soplete.
Los resultados eran únicos e
irrepetibles porque en general el orden de las capas era improvisado.
Primero, le daba óxido
de hierro o manganeso transparente y un poquito de arcilla.
Segunda capa, blanca.
Tercera capa rojo otra vez. Cuarta capa, blanco. Quinta, verde y así seis o
siete capas. La última generalmente era un óxido.
A continuación, con un
cuchillito de madera hecho por él, empezaba a raspar. Etapa de esgrafiado.
En total este artista, ponía
unos dos milímetros de esmalte, los que no se chorreaban porque eran duros.
Algunos de los elementos que
usaba en el esmaltado eran el cinc, cuarzo y minio. Si luego de pasar por
el horno los esmaltes de la pieza resultaban ásperos, la llevaba nuevamente al
horno a mayor temperatura. En ocasiones volvía a esmaltar y esgrafiar el objeto
cerámico. A veces horneaba una misma pieza hasta cuatro o cinco veces.
Murió prematuramente, en
1970.
PARA SABER MÁS
El engobe o "ingobbio" es
una papilla, normalmente de pasta blanca, coloreada con óxidos o colorantes
disueltos en la misma que se aplica a una pieza cuando se encuentra en la fase
de dureza de cuero. También existen engobes para aplicarse sobre el bizcochado.
En el caso que el engobe y la pasta sobre la que le aplicamos, no tuvieran el
mismo coeficiente de dilatación o encogimiento, se producirían descascarillados
o grietas tras la primera cocción, por lo tanto debemos tener en cuenta lo
siguiente:
a) Trataremos de conseguir una buena pasta blanca para engobes. Suele utilizarse la greda. Si la arcilla es poco grasa, el engobe, tras la primera cocción, se descascarilla. Decimos que el engobe es demasiado "grande". Para corregirlo, procederemos a añadir bentonita, o una arcilla más grasa, hasta conseguir un equilibrio perfecto. Por el contrario, si el engobe se agrieta, es a consecuencia que la arcilla es demasiado grasa y tiene un coeficiente de encogimiento o reducción más grande que la pasta de engobe, por lo que tenemos que añadir, a la arcilla, materias desengrasantes, como por ejemplo feldespato chamota de grano fino o creta b) La pasta de engobe debe tener suficiente opacidad para conseguir el color deseado. c) En el caso que posteriormente pongamos una cubierta transparente (barniz), debemos asegurarnos que mantenga una buena tolerancia entre ambos: engobe-barniz. d) Los óxidos o colorantes disueltos, tienen que estar bien incorporados en la pasta de engobe para evitar posteriores disoluciones, en el caso que coloquemos posteriormente una cubierta transparente.
BIZCOCHADO
Las actividades que los
ceramistas ejercen sobre el barro pueden acabar en una operación final
consistente en la cocción del barro conformado o continuar actuando sobre el
resultado de esta primera cochura con diversas operaciones que modificarán el
"bizcocho" producto de la cochura y, en estos casos, la obra se
concluirá con la introducción de ésta en horno las veces que sean necesarias
para consolidar estas operaciones.
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