ELOGIO DEL LIBRO
Por: José Manuel Díez
Pertenecemos a una estirpe que --todavía y a
pesar de todo-- creemos en las palabras como herramientas de entendimiento.
El libro como causa y consecuencia. El libro
como entidad corpórea del pensamiento humano. El libro como arma de
construcción masiva. El libro como objeto sencillo y manejable, para
profundizar en nuestra complejidad y no dejarnos manejar. El libro como
libertad de expresión y como expresión de libertad.
Libros que ya fueron. O, mejor aún, libros
que ya nos hicieron ser. Como escribiera el premio Nobel alemán Herman Hesse,
"libros que conducen a la vida y la sirven y le son útiles, y ofrecen al
lector una chispa de fuerza, un presagio de rejuvenecimiento, un aliento de
tiempo no desperdiciado".
Este es el secreto por el que tenemos tantas
vidas como libros hayamos leído. Esta es la razón por la que somos tantas
personas como personajes de libro hayamos amado. Este es el rasgo común por el
que pertenecemos a una estirpe de hombres y mujeres que --todavía y a pesar de
todo-- creemos en las palabras como herramientas de entendimiento, de empatía y
de construcción de un mundo mejor.
El libro como territorio fértil. El libro
como reducto cosmogónico del lenguaje. El libro para escuchar a los muertos y
hablar con los no vivos. El libro como espejo donde mirarse y admirarse. El
libro que es caja de música y sopa de letras y canto de pájaros interiores. El
libro que es suma de hojas y de ojos y de ejes rotatorios de uno mismo. El
libro humilde que nivela la cojera de la mesa y nos abanica un día de verano y
nos espanta moscas y moscones.
Libros, como escribiera otro premio nobel, el
chileno Pablo Neruda, que preservan "las palabras amadas, los vocablos
amados- tan hermosas que las quiero poner todas en mis poemas- porque todo está
en las palabras- porque una idea entera cambia si una palabra se traslada de
sitio- porque son antiquísimas y recientísimas- porque viven en los féretros
ocultos y en la flor apenas comenzada".
El oficio de lector supone por tanto un
placer maravilloso y una responsabilidad --quizá no consciente--, pues su razón
última nos transforma y aspira a una transformación del mundo en nosotros. Por
eso no es digno de un buen libro quien no haya salido transformado de su
lectura. La Odisea, Los hijos del capitán Grant, La Celestina, El retrato de
Dorian Gray, Tom Sayer, Ficciones, El Quijote, Campos de Castilla, Rayuela, Hojas
de hierba, El lobo estepario, El viejo y el mar, Platero y yo, La vida es
sueño, Dublineses, Hamlet, El rayo que no cesa, En busca del tiempo perdido,
Cien años de soledad, Poeta en Nueva York-
¿Me tomaríais por loco si os contara que yo
he cabalgado a Rocinante, que yo he fondeado los mares del Sur a bordo del
Snark, que he pasado veintiochos años perdido y solo en una isla del trópico,
que he despertado una mañana convertido en Cucaracha, he encontrado la perla
más grande jamás vista, he bebido con los grandes borrachos y artistas de
París, he enfermado de tuberculosis en las cárcel de Alicante, he vivido en un
planeta del tamaño de una habitación con baobabs enanos, tres volcanes y una
sola flor, he peleado contra un perro de tres cabezas, contra todo el imperio
romano, contra los pistoleros más peligrosos del lejano oeste, he besado a
Julieta y he besado a Romeo, he descubierto cien tesoros, he viajado al centro
de la tierra y a la luna, he nacido más de mil veces y he muerto o me han
matado otras mil?
El libro como refugio de la imaginación, como
defensa contra la estupidez, como subterfugio contra la televisión, la
ignominia y el bostezo. El libro cansado de no abrirse al mundo. El libro
cerrado a quien lo denigra. El libro amigo del aire y enemigo del polvo. El
libro como puerta y como ventana, como ausencia de fronteras y distancias, como
matriz de un mundo posible.
El libro que mi abuelo legó a mi padre y mi
padre me legó a mí y yo legaré a mi hijo. El libro del que leemos y el libro
que nos lee. El que nos convierte en lectores, el que nos convierte en
protagonistas, el que nos convierte, siquiera por un instante, en sabios y en
poetas.
El libro que dará sentido a este verano. Ese
libro. Siempre ese libro. Justo ese libro. Cerrad este periódico y abrid ese
libro. Cerrar ese libro y abrid vuestra imaginación.
Fuente:http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/escenarios/elogio-libro_819589.html