UN
ASPECTO POCO DIFUNDIDO DE ARTIGAS:
EL DE EDUCADOR
EL DE EDUCADOR
1 - La figura de Artigas ha sido analizada
como conductor y caudillo, como estratega militar, como estadista práctico,
como precursor de la tradición democrático-republicana, como campeón del
pensamiento federalista, como protector de los menos privilegiados, en fin,
todas ellas facetas incuestionables de su personalidad excepcional. Pero se ha
soslayado que también fue un educador.
Porque Artigas lo fue, incuestionablemente, y en múltiples sentidos. Primero, porque se preocupó por la educación. Segundo, porque creó una conciencia cívica nacional. Tercero, porque influyó sobre los hombres que estructuraron las formas de educación superior en ambas márgenes del Plata.
Porque Artigas lo fue, incuestionablemente, y en múltiples sentidos. Primero, porque se preocupó por la educación. Segundo, porque creó una conciencia cívica nacional. Tercero, porque influyó sobre los hombres que estructuraron las formas de educación superior en ambas márgenes del Plata.
2 - El interés de Artigas por la educación queda de manifiesto,
entre otros aspectos, en la carta que envió desde Purificación al Cabildo de
Montevideo, el 10 de setiembre de 1815, pidiendo instrumental didáctico “para atender la enseñanza de estos
jóvenes, y fundar una escuela de primeras letras en esta nueva población”.
También, en el severo juzgamiento de quien
conspiraba desde las aulas contra las bases del sistema. Ello surge del expediente relativo al
preceptor Manuel Pagola, de fecha 9 de octubre de 1815.
“Los jóvenes deben recibir
un influjo favorable en su educación, para que sean virtuosos y útiles a su
país (y) no podrán recibir esta bella
disposición de un maestro enemigo de nuestro sistema”, escribió Artigas al Cabildo de
Montevideo en 1816. Luego
tuvo la generosa actitud de
rehabilitarlo, al saber por su hijo que el docente se encontraba en extrema desventura económica,
expresando: “Yo me
congratularé de poder contestar al ruego inocente de mi hijo, que sus deseos
quedan llenados de corazón por mí, y por la bondad de V. S”.
En la misma orientación formativa se inscriben las inquietudes de Artigas por
poner “en ejercicio” la imprenta, ahora en poder de los
orientales. Deja abierta la posibilidad de que Cabildo opte entre el hacerlo “ya por un tanto a cargo de algún
periodista, ya por cuenta de este Cabildo”. Al prospecto del “Periódico Oriental” que le llegara al mes siguiente,
redactado por Mateo José Vidal, como “primer
fruto de la prensa del Estado”, lo considera “conveniente para fomentar la
ilustración de nuestros paisanos”. Pero al no conseguirse periodistas, la frustración
de Artigas no se hizo esperar. “Para
mí es muy doloroso que no
haya en Montevideo un solo paisano que encargado de la prensa dé a luz sus
ideas, ilustrando a los orientales y procurando instruirlos en sus deberes”. No oculta a la Corporación su
desilusión y pesimismo: “Todo
me demuestra la poca decisión y la falta de espíritu público que observo en ese
pueblo. Yo deposité en ese Cabildo esta confianza, ansioso de verla desempeñada
y una frialdad degradante ha ocupado el asiento de las resoluciones”. Y termina, como jefe de los orientales
que era, con una frase que
es a la vez una amonestación y una seria advertencia: “Más energía, más actividad. De lo
contrario tomaré providencias más ejecutivas”.
Siempre tuvo claro su papel educador: “estamos para formar hombres”,
le escribe al Cabildo el 22 de junio de 1816.
3 - Artigas también creó una conciencia
cívica nacional, por la gravitación poderosa y honda y el perdurable influjo
generado mediante su
ideario, su conducta y su obra.
La figura de Artigas está rodeada,
afirma Eduardo Acevedo, de cinco aureolas: la del republicano, la del defensor
de la soberanía popular, la del promotor del federalismo, la del organizador de
pueblos autónomos contra las tutelas extranjeras y finalmente la del “portaestandarte de las ideas de
humanidad y de respeto a todos los derechos, cuando la bandera de sangre y de
violencia recorría triunfante y sin barreras el vasto escenario americano”.
Todo ello constituyó un valioso y rico
contenido ideológico, que sirvió de ejemplo y educó, tanto a sus contemporáneos como
a las generaciones posteriores.
4 - Artigas tuvo, por otra parte, trato e
influencia sobre los intelectuales y los personajes políticos que organizaron
los estudios superiores en ambas márgenes del Plata. Espontánea y libremente lo
siguieron y lo nombraron su jefe. ¿Cuánto pudo haber gravitado sobre ellos?
José Valentín Gómez y Santiago
Figueredo, curas de Canelones y Florida respectivamente, ambos destacados
soldados de la batalla de Las Piedras, dirigieron como segundo y tercer
Rectores, en forma sucesiva, la Universidad de Buenos Aires.
“No olvidaré hacer
presente a V. E. los distinguidos servicios de los presbíteros Dr. D. José
Valentín Gómez y D. Santiago Figueredo, curas vicarios, éste de la Florida y
aquél de Canelones; ambos, no contentos con haber colectado con activo celo
varios donativos patrióticos, con haber seguido las penosas marchas del
ejército […], se convirtieron en
el acto de la batalla en bravos campeones, siendo de los primeros que avanzaron
sobre las filas enemigas con desprecio del peligro, y como verdaderos
militares” (Artigas
complementando el parte de la Batalla de Las Piedras, 30/5/1811).
Dámaso Antonio Larrañaga y Mateo Vidal, portadores de las Instrucciones del Año
XIII ante Buenos Aires en nombre de Artigas, elaboraron el primer estatuto
jurídico de la educación superior, sancionado por las Cámaras legislativas de
Oribe en 1837.
El gobierno “económico” radicado en Guadalupe, del cual
Artigas era “sin ejemplar
Presidente”, solicitó al sacerdote José Manuel Pérez
Castellano su manuscrito relativo a sus “apuntaciones sobre agricultura”,
fruto de su experiencia en el cultivo durante 40 años, de su quinta sobre el
arroyo Miguelete. Este trabajo constituye la
primera investigación sobre ciencias naturales de estas tierras.
El mismo fue mandado
imprimir por el Presidente Oribe (mientras la ciudad de Montevideo permanecía
sitiada), con el título “Observaciones
sobre Agricultura”, con
el innegable propósito de educar en
las prácticas agrícolas a los paisanos, además de el de rendirle homenaje
póstumo. “[El presidente Oribe mandó imprimir este manuscrito] no solo por la utilidad que de ello
puedan reportar los labradores, hortelanos, quinteros, etc. sino como un testimonio de respeto
á la memoria de aquel ciudadano”, dice su carátula, fechada en el Cerrito
de la Victoria en 1848, Imprenta del Ejército.
José
Benito Lamas, docente artiguista, reformador de la Escuela oficial de
Montevideo, fue el primer catedrático de la Casa de Estudios Generales,
antecesora de la Universidad.
Por último, Manuel Oribe y Joaquín Suárez, soldados de Artigas, dieron los pasos decisivos, en 1838 y 1849 respectivamente, para dejar constituido en forma definitiva el centro superior de estudios de la nación.
Por último, Manuel Oribe y Joaquín Suárez, soldados de Artigas, dieron los pasos decisivos, en 1838 y 1849 respectivamente, para dejar constituido en forma definitiva el centro superior de estudios de la nación.
5 - La expansión y consolidación del
mensaje de Artigas se llevó a cabo de múltiples formas. La poesía de Bartolomé
Hidalgo y los naipes artiguistas, fueron, entre otros, instrumentos educadores
que contribuyeron a ello.
Integrado a la revolución artiguista,
Hidalgo fue, dentro de la humildad de su versificación, “si no el primero, uno de los
primeros en descubrir para la poesía el valor de la población rural americana […] en actitud de gaucho, canta
los sentimientos de la población del campo en las guerras por la Independencia
y sus luchas por la libertad […] En los `Cielitos´ canta los
ideales militantes de la lucha contra el poder español […], amor a la patria, odio a los tiranos;
y alienta a los gauchos a luchar contra los partidarios de Fernando VII” .
Escuchadas sus
versificaciones en las alucinadas ruedas de los fogones montoneros, repetidas
una y otra vez en las marchas cotidianas, con su lenguaje directo y simple,
rebelde y osado, y por lo mismo atractivo,
en la medida que estaba impregnado del ideario artiguista, excitaron los
sentimientos, dieron forma poética a anhelos escondidos y quizás no bien
configurados ni expresados en las almas fieras pero ingenuas de los insurrectos. Al llegar al alma campesina,
esos versos se constituyeron en una pedagogía práctica de las masas,
difundiendo, sin proponérselo, el mensaje educador del artiguismo.
Asimismo, los naipes artiguistas, fabricados por el Padre franciscano Solano
García con láminas de madera, contenían frases y sentencias promocionales, como
la que lucía el cuatro de oros (“Con
la constancia y fatigas / libertó su patria Artigas”), y contribuyeron
también a la propagación del ideario entre las clases populares.
6 - La
tradición ha preservado una composición poética elaborada en tiempos de Artigas
para su escuela de Purificación, que en su ingenuidad contiene sin embargo
mensajes hondos. Está dirigida a los niños y es un canto sencillo, que exalta
la alegría de la vida, la
hermandad entre coterráneos, la
belleza de la naturaleza, el cariño de los padres, la igualdad de razas, el federalismo.
Literariamente simple, pero a la vez tierna; políticamente oportuna;
psicológicamente adecuada; didácticamente espléndida.
“Así
como el hornero
De
barro hace su casa,
Mostramos
al mundo entero
Que
aquí también se amasa.
Así
como el jilguero
Canta
con alegría
Todos
decimos ¡quiero!
Y
cantamos todo el día.
Así
como el colibrí
Juega
con las flores,
Siempre
decimos que sí
A
nuestros buenos padres.
Así
como el ñandú
Corre
infatigable
Vamos
a Pay Sandú
En
galope agradable.
Así
como el venteveo
Siempre
saluda atento
Recordamos
a Montevideo
Con
el corazón contento.
Así
como la golondrina
Arma
nido en el alero,
Amamos
nuestra escuela
Con
libros y tinteros
Así
como la cigüeña
Cuida
de sus hijos
Nuestro
maestro nos enseña
Con
bondad y sin enojos.
Así
como el teru-teru
Es
siempre constante
Decimos,
veo leo
A
lo que tenemos delante.
Así
como los flamencos
Vuelan
en forma ordenada, indios,
negros
y blancos, marchamos en fila alineada.
Así
como el cardenal
Luce
su copete colorado,
Defendemos
la idea federal
Que
Artigas ha proclamado”.
Dos aspectos llaman la atención: la referencia a la bondad del maestro (lo que supone un cambio
cualitativo respecto a la modalidad metodológica del preceptor colonial) y la
mención de la “fila alineada” (es decir, juntos) formada por los
niños “indios, negros y
blancos”. Esto último es una inequívoca alusión al hecho
sorprendente de que existía, modificando el estado de cosas tradicional, una
total integración social en el ámbito escolar.
7 - El
sacerdote chileno Camilo Enríquez escribió en el periódico El Censor en 1817, que en Concepción del Uruguay
(provincia de Entre Ríos), y bajo la protección del Comandante artiguista José
Antonio Berdum, vio funcionar una escuela privada y gratuita cuyo preceptor
era Fray Solano García
-creador de las barajas artiguistas-, donde se aplicaba -por primera vez en
América- la metodología lancasteriana, y con éxito que lo sorprendió.
En efecto, pudo comprobar que “en el espacio de seis meses un
gran número de niños leían un libro, conocían todos los números y caracteres
manuscritos, los hacían, escribían cualquier palabra dada y explicaban (...)” Y agrega el fraile visitante que “a la arena ha sustituido una gran
pizarra: los niños aprenden a un mismo tiempo a leer, escribir, y con más
expedición escriben que leen al principio. Igualmente estudian la Gramática
castellana y los elementos de aritmética (...)”. Es verosímil que Artigas haya
autorizado el funcionamiento de la escuela, dado que el fraile gozaba del “afecto del caudillo oriental”.
Conviene destacar algunos aspectos de esta
trascripción. Primero, el hecho de haberse adelantado Solano García a la metodología que difundió en
América el pastor James Thomson, y aplicarla en un contexto artiguista.
Segundo, el proceso acelerado de aprendizaje, con los resultados que Enríquez
-quien no era partidario de Artigas- pudo verificar. Tercero, la innovación
didáctica de aprender lectura y escritura al mismo tiempo, e incluso ésta antes
que aquella (la práctica tradicional era comenzar a escribir cuando ya el niño
sabía leer). Cuarto, la aparición del pizarrón sustituyendo a la pizarra manual
de estilo.
8 - Subsiste el secreto de su hechizo sobre
quienes le rodeaban (“se hacía atraer la voluntad…por su modo afable y
cariñoso”, decía Josefa Ravía), y de la fascinación que producía su
presencia (“Lo vi…circundado de muchos mozos alucinados”, escribió
Nicolás de Vedia).
De un hombre que tuvo precaria
educación institucionalizada, que llevó “vida
suelta” y casi siempre “contra el bando” durante diez años, de quien estuvo
catorce años como blandengue “pasando
trabajos siempre a caballo para garantir a los vecinos de los malevos”, (como él mismo escribió),
razonablemente no podía
esperarse la expresión de modales corteses ni de actitudes afables y gentiles.
Sin embargo hay un episodio revelador.
En 1810 llegó Artigas al frente de 200
hombres, a la estancia de don José de Eseiza, que se hallaba ausente.
Atemorizado por la tropa y su conductor, y temiendo por las mujeres de la casa,
el encargado de la estancia señor De Puente, con mucho recelo invitó a Artigas
a la mesa. Poco después relataba por carta a su patrón los hechos de la jornada. “Se ha portado este señor [Artigas], con mucha urbanidad y política, escribió De Puente, asistiendo
al mediodía a su mesa de Usted con el mejor orden de caballero, acompañando a
estas señoras y disuadiéndolas de su temor, por cuyo respeto y ejemplo, a nadie
incomodó la tropa”.
Prof.
Agapo Luis Palomeque